domingo, 16 de agosto de 2009

Una filosofía que niega la belleza ideal y la imposición moral

Fuente: La Voz Digital.
Familias enteras siguen una práctica que apuesta por la pérdida de prejuicios
09.08.09 - R. V. CÁDIZ


Pepe Guerrero lo ve claro y así lo expresa sin tapujos, los mismos que dejó que se llevara la corriente del mar hace 20 años en su primera experiencia como nudista. No va a sacar del armario el bañador para ir a la playa de Cortadura, entre otras razones, porque «la batalla de la ordenanza ya está ganada» para los que ejercen un derecho que muchos asocian al movimiento hippie. Aunque estrechamente relacionado, el naturismo o nudismo, es una filosofía de vida que practican hoy día familias enteras, grupos de amigos o personas en soledad. «La educación católica ha visto la corporeidad como algo pecaminoso. Además, la sociedad consumista nos impone un ideal de belleza que no existe. La negación de estas dos cuestiones sientan la base del nudismo», cuenta Guerrero.

Además, como él, la mayoría de los nudistas hablan de los beneficios para la salud corporal y sobre todo, para el fomento de las relaciones personales. «Son muy intensas y auténticas. No digo que no se de en otras circunstancias, entre los textiles (nombre con los que se conoce a las personas que no lo practican), pero...», enfatiza. Las ventajas se extienden hasta el terreno de los valores sociales. Los niños que crecen sin las ataduras de la ropa, los que son testigos y parte de un ambiente de camaradería, ajenos al pudor de verse y ver en el estado en que nacieron, son según los practicantes, «más solidarios, tolerantes y tranquilos».

Son algunas de sus características y bondades pero es inútil intentar establecer un perfil claro. «La gente piensa, erróneamente, que es algo asociado a los gays. Lo que ocurre es que el nudismo fomenta la libertad de expresar de forma espontánea los sentimientos. Nosotros no miramos ni el cuerpo, ni cómo se manifiestan los demás, lo que apreciamos es la calidad de las personas», dice Rafael Ortiz, funcionario universitario, padre y abuelo.

Guerrero cuenta cómo desde que en los años 80 empezara a hacer nudismo en las playas de Almería y Granada, no ha tenido ni ha presenciado ningún enfrentamiento entre nudistas y textiles. «Nos ampara el sentido común. Nunca me he puesto en la orilla, ni entre familias con niños o personas mayores textiles. Para nosotros esto no es un escaparate», aduce. En cuanto a la polémica con la playa de Cortadura, esa a la que volverá sin bañador, el nudista resume: «Cádiz es fantástica, pero es terrible esta polémica. Por una realidad super asumida, estamos dando una imagen que no se corresponde con lo que piensa la mayoría. La gente es inteligente y sabe cómo hacer las cosas, no sé a que viene la prohibición», sentencia.

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