miércoles, 9 de junio de 2010

Cádiz full monty

-Escena de la película "Full Monty "-

Cádiz full monty

Ya van a volver a dejarnos bañarnos en cueros en las playas de Cádiz. Desnudos como el rey del sastrecillo valiente, en pelota picada como las cuentas públicas, a calzón quitado como las tertulias de la telebasura. Los bañistas podrán andar este verano como la economía española, esto es, sin bañador ni tanga que tape nuestras vergüenzas. ¿Qué se hizo de aquellas ballenas y trajes de baño de los añejos veraneantes del viejo balneario? ¿Qué fue de aquellos impecables ternos y trajes chaquetas con que los viejos verdes -Jaime Gil de Biedma les llamaba «peping tom»- acudían a las playas para apreciar la exhuberancia de las lolitas o cómo marcaban paquete los pijoapartes?

El Ayuntamiento de la capital ha decidido finalmente dimitir en masa del Ejército de Salvación y permitir que los ciudadanos salten a la única arena que les queda como los dioses les trajeron al mundo; sin otra indumentaria que la de sus sueños, sin mayor abrigo que el de los espejismos que les hacen confiar a pies juntillas en que Papá Estado acuda hasta la orilla para cubrirles con una toalla del frío que esta ciudad lleva pasando desde que quebró la Casa de la Contratación allá por las postrimerías del siglo XVIII. Hubo un tiempo en que las playas gaditanas fueron las últimas mohicanas del movimiento jipi, del haz el amor y no la guerra. Con la nocturnidad y alevosía que permitían las tenues luces de una chalupa que hacía como que pescaba en el horizonte, el personal se repartía por la arena con plena disposición a sellar su amor o su querencia con un beso de tornillo. Ay de aquellos magreos de todas las edades bajo la penumbra en un territorio libre de puritanismo que iba desde el ventorrillo hasta el Traca-playa pero también desde Los Chinchorros hasta la Playita de las Mujeres. Hasta que llegó Teófila Martínez y mandó a parar, iluminando la orilla como si fuera una feria de cuando los duros antiguos. A partir de aquella inesperada luz y taquígrafos con que La Victoria despidió al siglo XX, las únicas películas que se vieron a su orilla fueron ya las de los cines de verano. Ahora, al levantarnos la veda del nudismo, queda por saber si seremos capaces de quitarnos no sólo la ropa sino los prejuicios, los tópicos, los estereotipos, las máscaras para el carnaval constante de una ciudad que gusta disfrazarse hasta de penitente pero que es incapaz de arrepentirse del pecado histórico de que Salvochea no llegara a subastar la custodia del Corpus; de que Espeleta creyera que no trabajar era sinónimo del ser gaditano y de que llevemos dos siglos esperando a que caiga el maná de lo público sin mover un dedo por nosotros mismos. Ya tenemos derecho a bañarnos en bolas pero nos haría falta que alguien nos avisara de que esta ciudad con mal de piedra sigue siendo full monty frente a las ahogadillas y las aguamalas del futuro inmediato.

Fuente del texto " Cádiz full monty ": JUAN JOSÉ TÉLLEZ,en la edición del diario "LA VOZ"(Cádiz) de hoy día 9 de Junio 2010 ,en el siguiente link: http://www.lavozdigital.es/cadiz/prensa/20100609/opinion/cadiz-full-monty-20100609.html